Álvaro Cid
En la lengua española el término
no marcado, que incluye a los individuos de ambos sexos en todas las especies,
coincide con el masculino. En otras lenguas romances como el francés ocurre lo
mismo. Este hecho se remonta a la lengua latina, al menos. La posible
ambigüedad entre la referencia a individuos únicamente masculinos o de ambos
sexos se resuelve por el contexto.
Muchas personas opinan que es
necesario desdoblar esta referencia en dos, una masculina y otra femenina,
cuando se habla de personas, para que las mujeres o las niñas sean
visualizadas, salten a la superficie, y tanto el que habla como el que escucha
los tengan en cuenta, los consideren, los visualicen.
En otros idiomas, como el inglés,
no se da este hecho, no tienen este “problema”.
Nada más lejos de mi voluntad que
negar el hecho de que la práctica totalidad de las sociedades del mundo,
actuales e históricas, son y han sido machistas, patriarcales y opresoras de la
mujer; como lo han sido del niño, del extranjero, del pobre…, del otro. Y nada
más cerca de mi deseo que el hecho de que la Humanidad supere este estadio
primitivo de su evolución, marcado por la explotación del hombre por el hombre.
Percibo que la palabra
visualización, que usan estas personas, se traduciría bien por consideración,
que incluye los conceptos de tener en cuenta, respetar. Qué principio tan
hermoso para una relación humana, qué contentos estarían el principito y el
zorro.
Cuando me hallo ante una mujer,
su primera llegada a mí suele ser a través de los ojos. No negaré que su
atractivo físico e incluso sexual me llama la atención muchas veces a primera
vista. Soy un hombre y tengo ojos, ¿qué le voy a hacer? A partir de ahí vienen
su voz y sus acciones, las cosas que dice y que hace, y la persona que traslucen
esas palabras y esos actos, un ser humano sensitivo, sensible e inteligente, un
ser humano, al que escucho y observo. Igualmente que ante un hombre, procuro
mostrarme cordial, abierto y solícito.
Cuando me hallo en el aula ante
una niña, igual que ante un niño, trato de conocerla, estimular su desarrollo y
detectar los puntos donde necesita ayuda, del tipo que sea, para
proporcionársela o contactar con las personas que pueden hacerlo: sus padres,
especialistas del centro… De manera natural brotan la confianza y el cariño.
Por otra parte, identifico en mis
acciones y en mis palabras en muchas ocasiones la falta de consideración, hacia
mujeres, hacia hombres, hacia niños. Mi ego, siempre presente, toma en esas ocasiones las riendas. Y esta es mi
lucha. Digo con el poeta: No extrañéis, dulces amigos, que esté mi frente arrugada: yo vivo en paz con los hombres y en guerra
con mis entrañas.
Estas son mis actitudes básicas,
por principio, con mis limitaciones. Pues bien, yo utilizo, tanto al hablar
como al escribir, el término no marcado. Y me pregunto: ¿Soy desconsiderado con
las mujeres? ¿Lo soy en el aula con las niñas?
Y me hago también estas
reflexiones:
En mi participación como
integrante de la Comisión Organizadora de la RIDEF, aparte de las personas encantadoras,
consideradas y agradecidas que he encontrado, he encontrado también personas
que llegaban a una cita largamente avisada con dos horas de retraso, con sus
materiales sin preparar, y que pretendían que sus peticiones fueran atendidas
inmediatamente. También he encontrado en ocasiones personas que querían algo y
lo querían ya. O personas que se enfadaban porque sus actividades sufrían un
contratiempo técnico, o porque había habido una confusión. ¿Estas personas me
visualizaban? ¿Nos visualizaban?
También encuentro personas que
reaccionan ante mis usos lingüísticos y vienen a mí. Dada mi ignorancia, con
muy buenas intenciones, quieren instruirme en el uso no sexista del lenguaje,
con un par de retoques mis escritos estarían bien... Vienen, pero no vienen a
conocer mis porqués, nunca preguntan, siempre afirman, suelen volcar sobre mí
una serie de argumentos construidos a base de generalizaciones y abstracciones,
muchas incardinadas en el pasado. Rara vez en estas ocasiones consigo colar en
su discurso completo y bien compacto alguna réplica, alguna cuestión. Y yo me
pregunto: ¿Me consideran? ¿Soy entonces para ellas lo que ellas son para mí?
¿Me visualizan?
Y de estas reflexiones concluyo y
no puedo hacerlo sino preguntándome:
¿Quién está libre ser desconsiderado?
¿Es la desconsideración una cuestión de ámbito, de parte, de ella, de él, o lo
es de ”el otro”, el diferente? 100-1,
¿son 99 ó son 0? ¿Se puede extinguir la violencia con violencia? ¿Hay una única
manera de entender la consideración? ¿Es el lenguaje sexista o lo son o no lo
son las personas que lo usan, las cosas que quieren decir y que dicen, y que
refrendan con las que hacen? ¿Merece la pena tratar de dar vida a un fósil de
la lengua que ya no es otra cosa que un fósil? ¿No hay otros campos muy importantes
en la lucha por la equidad entre hombres y mujeres que necesitan todos nuestros
esfuerzos? La sociedad inglesa, que no tiene un término no marcado, un
“lenguaje sexista”, ¿es y ha sido históricamente menos machista, patriarcal y
opresora que la nuestra?
Las lenguas son sistemas
abstractos y las personas son realidades concretas. Las lenguas también son
espejos que reflejan los usos sociales de las comunidades que las usan. Al
igual que las comunidades, están vivas y cambian, y lo hacen de manera natural
e incontenible cuando quieren hacerlo; pero al igual que a las personas no se
las puede forzar de manera artificial sin pagar un precio. Cambiad vuestros
corazones, que lo demás se os dará por añadidura.
Mi opinion sobre el tema:
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que si tratas de escribir a un alto nivel literario puede que eso de niños y niñas sea inaceptable para ti, para el que escribe, puede no traducir bien lo que se siente, puede no ser funcional, no convencer estéticamente. En eso estoy de acuerdo. También he de decir que utilizo frecuentemente el niños niñas o al revés, me gusta porque es una forma de jorobar, de dar un traspiés en la lectura que exponga lo injusto que es el machismo, y me gusta también cuando lo leo. No me importa que me digan que es incorrecto gramaticalmente, eso me da igual. No crucifico cuando no aparece, no lo utilizo constantemente... pero me gusta. A propósito (no se de que, o como aquel/aquella que dice aprovechando que el Pisuerga...) muy buen trabajo Alvaro, muy muy buen trabajo.